martes, 5 de marzo de 2013

Un café con secretos

El asiático se ha convertido en un emblema de Cartagena y, cuando se está lejos de la tierra, no solo se extraña el contenido: ¡también el continente! Y es que el asiático no se sirve en una taza cualquiera. La antigua fábrica de cristal del cartagenero Barrio de Santa Lucía produce un tipo de copa especial, diseñada exclusivamente para este café, con un cristal más grueso la parte superior más ancha que la base, como si fuera un vaso o una copa mediana.

Texturas, sabores y aromas mediterráneos

El secreto de esté café radica en su sabor en y su elaboración. Se mezcla un café expreso mezclado con chorrito de leche condensada (la propia copa diseñada lo indica con sus cenefas). Luego se le añade también unas gotas de coñac y, como no, Licor 43: el licor cartagenero por excelencia, con sabor dulzón y cítrico, que es además el licor más comercializado del mundo.

A esta mezcla se le añade un toque moruno, en recuerdo a los vecinos que viven más allá de la costa, con un toque de canela y una corteza de limón, y suele adornarse con un par de granos de café que flotan en su espuma como dos barcas de madera sobre un mar espumoso.

Y es que cada gramo de este café nos conduce por la historia de unos hombres y unas mujeres de mar, que siguen su andadura por los años, se reinventan y que, en dos sorbos de café, saborean parte de su pasado y, con las notas dulces de intenso aroma, aventuran parte de su futuro.


El asiático se ha convertido en un emblema de Cartagena y, cuando se está lejos de la tierra, no solo se extraña el contenido: ¡también el continente! Y es que el asiático no se sirve en una taza cualquiera. La antigua fábrica de cristal del cartagenero Barrio de Santa Lucía produce un tipo de copa especial, diseñada exclusivamente para este café, con un cristal más grueso la parte superior más ancha que la base, como si fuera un vaso o una copa mediana.

Texturas, sabores y aromas mediterráneos

El secreto de esté café radica en su sabor en y su elaboración. Se mezcla un café expreso mezclado con chorrito de leche condensada (la propia copa diseñada lo indica con sus cenefas). Luego se le añade también unas gotas de coñac y, como no, Licor 43: el licor cartagenero por excelencia, con sabor dulzón y cítrico, que es además el licor más comercializado del mundo.

A esta mezcla se le añade un toque moruno, en recuerdo a los vecinos que viven más allá de la costa, con un toque de canela y una corteza de limón, y suele adornarse con un par de granos de café que flotan en su espuma como dos barcas de madera sobre un mar espumoso.

Y es que cada gramo de este café nos conduce por la historia de unos hombres y unas mujeres de mar, que siguen su andadura por los años, se reinventan y que, en dos sorbos de café, saborean parte de su pasado y, con las notas dulces de intenso aroma, aventuran parte de su futuro.

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